Este libro constituye un estudio comparado de la historia social y política durante la revolución española en Barcelona y el gobierno del Frente Popular en París durante el periodo 1936-1939, y se centra en la actitud adoptada por los obreros de ambas ciudades ante el trabajo cuando las organizaciones que pretendían representarlos ejercían responsabilidades gubernamentales en mayor o menor medida.
Fruto de investigaciones realizadas por Michael Seidman en París, Barcelona y Salamanca a comienzos de la década de 1980, y editado por primera vez en 1991 en Estados Unidos, Los obreros contra el trabajo abunda en documentos e información de primera mano sobre las luchas obreras cotidianas, y demuestra que los enfoques productivistas y culturalistas son incapaces de abarcar de forma adecuada aspectos fundamentales del comportamiento de la clase trabajadora. Este volumen, que ofrece un examen de la actividad obrera tanto en contextos revolucionarios como reformistas, pone de manifiesto la persistencia de una resistencia directa e indirecta al trabajo.
Michael Seidman fija su atención en detalles que están más allá de las omnipresentes querellas ideológicas o políticas; el resultado es un estudio tan documentado como refrescante que no solo nos ayuda a entender la historia de ambos países y a profundizar en la comprensión de dos momentos clave de la historia del siglo XX europeo, sino que además contribuye a sacar a la luz una dimensión del mundo del trabajo hasta hace no mucho considerada poco menos que tabú: la resistencia que engendra y el papel desempeñado por las organizaciones «obreras» al respecto.
No es este un libro que haya pasado desapercibido precisamente: ha sido traducido a siete idiomas y desde su aparición ha desatado pasiones encontradas en todo el espectro ideológico, tal y como dice su autor en el artículo «La extraña historia de Los obreros contra el trabajo»: «Sus admiradores han sido universitarios, libertarios, comunistas y capitalistas, y sus detractores han sido igual de heterogéneos».
Este volumen, publicado ahora por primera vez en castellano, ha sido traducido por Federico Corriente, e incluye un epílogo escrito en colaboración con Jorge Montero, «Sobre las vicisitudes de Los obreros contra el trabajo», destinado a arrojar un poco de luz sobre el medio que lo inspiró a la par que atizar un debate más que necesario en nuestros días.