"Inválido de las dos piernas, apoyado en unas muletas que usaba vigorosamente en las escaramuzas, gran peleador por lo demás, llevaba sobre un torso poderoso una cabeza barbuda de frente armoniosa. […] Violento y magnético, se convirtió en el alma de un movimiento de tan extraordinario dinamismo que todavía hoy no está del todo apagado. A él le gustaba la calle, la multitud, el barullo, las ideas, las mujeres». —Víctor Serge,Memorias de un revolucionario
«Contra los pastores, contra los rebaños» era el eslogan de L’anarchie y de este periódico (que vio la luz en París entre los años 1905 y 1914) hemos extraído los escritos de Albert Libertad que conforman este volumen, unos textos que se reúnen por primera vez en castellano, y que han sido prologados, anotados y traducidos por Diego L. Sanromán.
Sin concesiones a quienes se dejan gobernar, tanto como a quienes gobiernan, Albert Libertad apela a la responsabilidad del obrero en la reproducción de la miseria cotidiana y se enfrenta a cuestiones siempre actuales: la guerra, el sindicalismo, el trabajo, la justicia, las elecciones y el larguísimo abanico de frentes que se abren al discutir la Cuestión Social.
Compañero de É. Armand, y dueño de una prosa más vigorosa y más vital que la del autor de El anarquismo individualista —también publicado por Pepitas de calabaza—, Libertad va más allá de la política: se asoma a la anarquía como íntima filosofía de vida.
Estos escritos, que combinan el orden combativo y el reflexivo, poseen algunas de las mejores cualidades del anarquismo de principios del siglo xx, entre ellas cierta ingenuidad y la creencia en que el cambio individual —y luego social—, no solo es posible, sino que es imprescindible.