«El libro más extraordinario (y desgarrador) que leí este año. Bello, mordaz e imposible de abandonar».—Junot Díaz.
«Es el libro más impresionante de no ficción que he leído en años».—Francisco Goldman.
«La elegante e incisiva escritura eleva Los migrantes que no importan desde la condición de mera pieza de reportaje impactante hasta el dominio de la literatura. Martínez ha escrito un libro que es un honorable sucesor de obras perdurables como El camino a Wigan Pier, de George Orwell o Cómo vive la otra mitad, de Jacob Riis».—Larry Rohter, New York Times.
«Un libro desgarrador sobre la gente más invisible del mundo. Un revelador trabajo de amor y coraje que pone los pelos de punta».—Alma Guillermoprieto.
Los migrantes que no importan es —sin duda— uno de los libros más importantes e impactantes que se han escrito sobre las migraciones humanas.
Las crónicas que conforman Los migrantes que no importan detallan gran parte de las canalladas a las que son sometidos los migrantes centroamericanos —migrantes pobres, evidentemente— en su viaje a los Estados Unidos. Un trayecto que apenas cuesta una hora si se hace en avión, pero que para ellos es un calvario de meses y que cuenta, además, con un final incierto.
Estas crónicas son fruto de una investigación del diario salvadoreño Elfaro.net, llamada «En el camino», y suponen el acta de defunción de un sistema social que ha fracasado para muchos. En estas páginas se detalla en qué consiste toda una industria creada para exprimir a los migrantes pobres en su tránsito, lo que las convierte en una honesta —e imprescindible— narración del tortuoso viaje de miles y miles de centroamericanos en su camino a los Estados Unidos.
Ponemos sobre la mesa una nueva edición ampliada —con algunas crónicas recientes— de un libro fundamental para comprender lo que ocurre en la frontera sur de los ee. uu. Un libro que complementa y enriquece nuestra línea de trabajo sobre las migraciones, línea en la que ya hemos publicado, por citar algunos, títulos como Sabía leer el cielo, Partir para contar o El camino de La Bestia.
[...] Viajar en tren como polizón es indignante. Allá arriba se te ocurren decenas de preguntas absurdas: ¿por qué vamos colgados del techo si los vagones viajan vacíos? ¿Por qué no puede ir más despacio? ¿Nadie nos va a proteger de ese asalto? ¿Qué terrible historia obligó a los que me rodean a montar sobre La Bestia? ¿Y por qué este viaje aterrador, nocturno y veloz termina por engancharte? Este es el camino por excelencia del centroamericano indocumentado. Este es su medio de transporte, estos sus asaltantes y estas, las vías donde las ruedas de acero han troceado piernas, brazos, torsos, cabezas. Migrantes. [...]