«La suma de los ceros es una excepcional fantasía política. Eduardo Rabasa ha escrito una novela futurista ubicada en el presente; su inventiva no depende de nuevas tecnologías sino de nuevas formas de relación. Una novela sobre el más complicado de los deportes extremos: la convivencia».—Juan Villoro
«Una novela insólita. Cuando la leía, me sentía inmerso en un mundo que, como en ciertas narraciones de Bolaño, trasciende las señas de identidad que asociamos con el territorio de la novela latinoamericana. La suma de los ceros traslada al lector a lugares de la imaginación que remiten de manera imperceptible a lo mejor de la tradición centroeuropea. [...] La prosa se asienta con firmeza en unas coordenadas que solo pueden ser mexicanas, revelando una suma de verdades que nos muestran, en toda su complejidad, la textura de un país y una sociedad inmersos en una época violentamente convulsa. Pocas novelas han conseguido sorprenderme últimamente tanto como la ha hecho La suma de los ceros».—Eduardo Lago
«La suma de los ceros colecciona arrebatos: la pasión amorosa, la conflictiva relación entre un padre y un hijo, y sobre todo, la crítica a la democracia en clave de sátira política. […] Rabasa plantea una inesperada vuelta de tuerca a la novela de crítica social, un laboratorio narrativo de donde el autor espera obtener la fórmula que sirva para pensar y entender el presente».—Leonardo Tarifeño, Revista Vice
«Una novela importante. [...] No he visto en ninguna otra parte últimamente un mejor retrato de cómo están montadas las cosas, o cómo las cosas van montándonos a nosotros».—Juan Bonilla
Villa Miserias es una ciudad cualquiera de un país indeterminado de América latina, y Max Michels es un hombre enfrentado al poder y su nueva ideología: el «quietismo en movimiento»; un hombre en perpetua disputa con todas y cada una de las formas de la autoridad; con el amor de Nelly López; y también con su propia cabeza, con sus propios y abundantes demonios.
La suma de los ceros es el total de unos personajes únicos e inolvidables que conforman una sátira política que viene a rejuvenecer un género que ya creíamos agotado; una novela muy fresca donde, con la precisión de un bisturí, se diseccionan y muestran las mentiras de la sociedad moderna y el eterno sacrificio del individuo en el altar de los nuevos dioses.
[...] Es falso que se hayan terminado las ideologías. Sucede justamente lo contrario. La ideología dominante se ha sedimentado en estructuras que ya escapan incluso a ser cuestionadas. Ni siquiera hace falta enunciarla. Si no se ve es tan solo porque está inserta en todas partes. No precisa de justificación, simplemente es. La denuncia de sus propios horrores es parte esencial de la ideología de los tiempos. Este honor se reserva a una minúscula élite ilustrada. Los más comprometidos acuden a las marchas a gritar consignas. Hay quienes incluso firman solemnes desplegados. Esto forma ya parte del propio sistema. [...]