“La psicóloga lo llamaría depresión; el místico, búsqueda del yo; un artista, crisis de creatividad; la persona “práctica”, una pérdida de tiempo. Maite Mutuberria lo llamó Enorme suciedad”.
Quería darle un nombre.
¿Cómo llamar a lo que me agotaba tanto? ¿Al dolor con el que manchaba todo? ¿Qué palabra usar para ese borrón?
Solo supe volcarlo en mis cuadernos. Y como seguía sin saber nombrarlo, lo llamé suciedad.
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Este libro-álbum es el cuaderno de una crisis. Una reflexión gráfica valiente, delicada y necesaria sobre un asunto que, a pesar de su importancia, siempre queda relegado a la esfera de lo privado.