El camino hacia abajo
Traducción del alemán de Richard Gross
Logroño, octubre 2017
Primera edición
ISBN 978-84-15862-97-0
504 págs., 14x21 cms.
Encuadernación: rústica con solapas
PVP: 26,20€
Precio web: 24,90€

El camino hacia abajo

Consideraciones de un revolucionario alemán sobre una gran época (1900-1950)

«El camino hacia abajo es una de las grandes e implacables autobiografías del siglo». —Uwe Schweikert.

«Un personaje de los que hoy solo se encuentran en las pantallas de cine». —Günter Kunert.

«Franz Jung me ha impresionado profundamente. Qué hombre tan caluroso, sabio, alegre». —Henry Miller.

Franz Jung es considerado como una de las personalidades más intrépidas, contradictorias y extraordinarias de la literatura alemana. En esta crónica, relato de sus días, describe de forma despiadada las grandes convulsiones del siglo pasado y las somete a un agudo análisis. Jung estuvo en todo momento implicado en la búsqueda de nuevos horizontes, lo que le llevó a oponerse con ánimo irreconciliable a los espejismos de la época. Pocas veces alguien ha relatado con mayor rigor su propia vida.

Afilada como una hoja de papel, e impredecible como pocas, esta autobiografía, que se publica por primera vez en español, es, a nuestro juicio, uno de los relatos de la primera mitad del siglo xx europeo (el expresionismo, el dadá alemán, la Primera Guerra Mundial, la revolución rusa y su desarrollo, la república de los Consejos de Baviera, el ascenso y caída del nazismo, la Segunda Guerra Mundial…) más importantes de cuantos podemos leer hoy en nuestro idioma.

[...] He superado la ambición de ser reconocido como escritor, como hombre de negocios, como amante, y, si se quiere, en esta sociedad podrida, incluso como hombre honesto. No soy honesto. Sin ser un ladrón, como todos los que sirven a este tiempo, o un chantajista, un salteador de caminos o lo que sea, porque sé que todo eso es inútil. ¿Para qué tanto rodeo? Nadie debe tener miedo a matar al prójimo. La gente a la que se mata solo lo notará después, en el más allá. Soy una víctima de mis amigos, no de mis enemigos. Amo a mis enemigos… porque son tontos. Pero los comprendo mejor que a mis amigos. Son los que se negarán a seguirme al infierno. Que es adonde iré, naturalmente. Cuestión de honor. Es el lugar que me corresponde. Pero los amigos me dejan en la estacada, mientras que mis enemigos me acompañarán… es así como lo he organizado. Estoy en ascenso, no en descenso, como piensan mis amigos. Esta vez estudiaré la cosa desde lo alto… ¡Pasadlo bien! Sin embargo, la idea que la gente suele formarse del infierno sigue siendo extraña. ¿El fuego eterno? ¿La energía vital? Las representaciones habituales del infierno son producto de la mala interpretación. [...]

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