[…] Quizás estos dibujos recogidos en el presente volumen sean nada más y nada menos que espejos, divertidos espejos capaces de asomarnos a nuestros defectos, de descubrirnos nuestra propia trampa, de revelarnos en su más descuidada intimidad la verdad de nosotros los hombres, de nuestras preocupaciones, de nuestros títulos de gloria, de nuestros inventos, de nuestras inefables niñerías. Si así es, no debemos temer el enfrentarnos con ellos, porque esos espejos nos darán junto a la verdad, por áspera y desagradable que sea, una carcajada estimulante o una sonrisa caritativa. Y en esa carcajada o en esa sonrisa estará –no hay duda- la mejor terapéutica contra lo que amenace malograrnos los tímidos y dulces deseos que, en lo más hondo de nosotros mismos, nos animan a afeitarnos la triste barba del énfasis, de la soberbia, de la cursilería o de la estupidez. […] —Rafael Azcona
[…] Se puede decir del gran Mingote que es un observador y un crítico de la realidad y un filósofo de lo cotidiano y un historiador y un artista plástico, pero también, sin ningún desdoro, que es, sencillamente, un humorista. Se ha opinado muchas veces, intentando definir el humorismo con negaciones, que no es lo cómico, ni la parodia, ni la ironía, ni la sátira. Pero también puede pensarse que dentro del humorismo caben la ironía, la sátira, lo cómico y la tragedia de lo cotidiano. El humor de Mingote es de esta especie: desde la poesía hasta el chiste –que no son tan opuestos como parece-, todo cabe en él. […] —Fernando Fernán Gómez
Este Pequeño planeta es, en realidad, una parte del inmenso territorio de la imaginación que a lo largo de su vida cartografió Antonio Mingote. El libro, que fue compuesto por el propio Mingote en los años cincuenta con sus dibujos preferidos, incluye sus mejores trabajos de esa época, entre los que se cuentan una serie de ilustraciones que hemos rescatado para la ocasión y que, seguramente por motivos de espacio, se quedaron fuera de la selección original. Completa este volumen una nota biográfica de Antonio Astorga y un prólogo de Rafael Azcona. Injustamente encasillado por la maquinaria de fabricar prejuicios, Antonio Mingote es autor de una extensísima, genial y, en parte, desconocida obra que abarca desde principios de los años cuarenta del siglo pasado hasta el mismo 2012, año en que partió sin equipaje, pero dejándonos miles de dibujos, sonrisas e ideas. En Pepitas de calabaza sentimos una especial devoción por la obra gráfica de Mingote realizada en los años cuarenta y cincuenta. Así, Pequeño planeta es el primero de una serie de volúmenes dedicados a su trabajo más desconocido y –a nuestro juicio– más sobresaliente.