Catastrofismo, administración del desastre y sumisión sostenible
Traducción del francés de Emilio Ayllón Rull, Javier Rodríguez Hidalgo
Logroño, julio 2020
Primera edición
ISBN 978-84-17386-58-0
136 págs., 14.5x21 cms.
Encuadernación: rústica con solapas
PVP: 15,50€
Precio web: 14,75€

Catastrofismo, administración del desastre y sumisión sostenible

La catástrofe no es el porvenir, es nuestro nuevo presente perpetuo. Y es mucho más profunda de lo que parece. Esto es una verdad evidente. No hay que darle más vueltas, para eso ya hay todo un ejército de expertos en naderías (tecnológicas, científicas, políticas, médicas, ecológicas… y un sinfín de otras técnicas de gobernación) que forman parte —o hacen méritos para formar parte— de las estructuras de inoperantes Estados que pelean por ver quién administra más planificadamente la catástrofe, por perpetuar el statu quo de algunos, la santísima producción y los deseos de vivir sin tiempo muerto y de gozar sin trabas del ciudadano medio.

Son los preceptos mismos de la sociedad industrial los que nos han llevado a un punto de no retorno. Las teorías críticas —presas de sus múltiples cadenas ideológicas— no parecen acertar en un diagnóstico que nos permita avanzar. Pocas son las voces lúcidas que se alzan en medio del monumental ruido que trata de aturdirnos, pero la Enciclopedia de las Nocividades (Encyclopédie des Nuisances), en este y en otros textos, aporta reflexiones fundamentales para pensar el mundo en el momento presente. En este caso, nos ofrece un análisis tan lúcido y certero que Catastrofismo, administración del desastre y sumisión sostenible debería ser un libro de cabecera.

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Publicado en Francia en el año 2008, y en Pepitas en 2011, se presenta una edición revisada y ampliada que entra como un elefante en una cacharrería —y con mucha antelación— en el debate sobre el New Green Deal.

Esta nueva edición, además, cuenta con un importante anexo que entra en discusión —entre otros— con la teoría crítica del valor y con Anselm Jappe.

«La catástrofe histórica más profunda y más real, la que en última instancia determina la importancia de todas las demás, reside en la persistente ceguera de la inmensa mayoría, en la dimisión de toda voluntad de actuar sobre las causas de tantos sufrimientos, en la incapacidad de considerarlas siquiera lúcidamente. Esta apatía va a resquebrajarse, en el curso de los próximos años, de manera cada vez más violenta por el hundimiento de cualquier supervivencia garantizada. Y quienes la representan y la alimentan, cultivando un precario statu quo de ilusiones tranquilizantes, serán barridos. La emergencia se impondrá a todos y la dominación tendrá que hablar por lo menos tan alto y tan claro como los propios hechos. Con tanta mayor facilidad adoptará el tono terrorista que le conviene cuanto que estará justificada por realidades efectivamente aterradoras. Un hombre aquejado de gangrena no está en la mejor disposición para discutir las causas de su mal, ni para oponerse al autoritarismo de la amputación». Encyclopédie des Nuisances, n.0 13, julio de 1988

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