La vida de este cura afrancesado, nacido en La Puebla de la Barca en 1765, fue una concatenación de gozosos exabruptos, de los que sin cortarse ni un poquito nos da buena muestra en esta inaudita autobiografía que ahora presentamos.
Presbítero de Laguardia, Santiago González Mateo fue fervientemente odiado por sus vecinos, quienes no escatimaron en denuncias para con este cura que creía en Dios «a su manera», y que dejó patente su desdén hacia la religión en sus múltiples calaveradas, diseminadas por diferentes localidades de La Rioja, Álava, Vizcaya, Guipúzcoa, Navarra, Cantabria, Burgos, Zaragoza, Lérida, Barcelona y Madrid.